sábado, 29 de octubre de 2011

Las muchachas decentes

Teníamos a Gabriel Arias-Salgado, el que fue Ministro de Información en los años cincuenta, que decía que una novela sólo podía publicarse si un marido la podía leer a su mujer en privado y sin sonrojarse. Este mismo personaje le prohibió a José Janés, un gran editor de la postguerra, un libro porque la muchacha por la mañana se levantaba, abría la ventana y decía: «Qué buen día hace». Y se la devolvió diciendo que lo primero que tiene que hacer una muchacha al levantarse es rezar. Es obvio que con estos criterios no resultaba nada fácil ser editor.

Xavier Moret, escritor y periodista, en Un viaje de ida y vuelta. La edición española e iberoamericana (1936-1975), publicado en 2006 por Siruela, en Madrid. Fondo de Cultura Económica en Argentina lo editó un año después: por lo visto, el libro también resultó ser de ida y vuelta.

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