martes, 11 de octubre de 2011

Quevedo, Jobs y el campo editorial

No ha pasado ni una semana de la muerte del alma mater de Apple, y ya se anuncia, a ambas orillas, la publicación de su biografía autorizada. La obra, escrita por Walter Isaacson, aparecerá en menos de dos semanas.

Inicialmente, su salida estaba prevista para 2012. Luego, en una batalla contra el tiempo que recuerda a la del malogrado Jobs contra el cancer, adelantaron la fecha de publicación al 21 de noviembre, y luego, ya fallecido el biografiado, a finales de octubre.

Barnes & Noble y Casa del Libro ofician de voceros. Simon & Schuster la edita en inglés. Bertelsmann, en alemán. Debate (esto es, Bertelsmann), en español y catalán. Mondadori (Bertelsmann de nuevo), en italiano. Eso es lo bueno de tener editoriales en casi todo el mundo: uno se garantiza los derechos en múltiples lenguas de obras como ésta.

Es sabido que muchos periódicos tienen listas ya determinadas necrológicas y los artículos elegíacos que las acompañan, a falta sólo de añadir la fecha de fallecimiento del personaje en cuestión. A la finalidad informativa tradicional se le añade ahora la de cumplir con las exigencias que impone la información en tiempo real. La inmediatez es la esencia del periodismo. Nada que objetar.

La conversación libresca con los difuntos no es cosa nueva. Ya escribía Quevedo aquello de que "con pocos, pero doctos libros" escuchaba con sus ojos a los muertos. Por su parte, las editoriales siempre han tenido algo de casas fúnebres. Lo que me deja perplejo es que a los muertos, con tal de vender libros, los dejemos descansar en paz cada vez menos tiempo.

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